Para crear componentes de acero con mejor calidad, el tratamiento térmico es uno de los procedimientos que mejores resultados ofrecen para la generación de elementos que tengan una dureza superficial, ductilidad y fortaleza más grande, así como un incremento para su vida útil para la construcción.
¡Conoce más detalles sobre las características del tratamiento térmico y descubre sus ventajas y desventajas!
El tratamiento térmico recocido consiste en una serie de procesos de calentamiento y de enfriamiento que se llevan a cabo con el fin de generar cambios estructurales en un material, para cambiar sus capacidades mecánicas. En esencia, se lleva a cabo para alcanzar las propiedades físicas específicas o adecuadas para la conformación de un producto o para cumplir con el uso final que tendrá. Lo anterior, sucede con varios productos de acero para construcción, como lo son las varillas, ángulos, perfiles estructurales, y la lámina negra.
No se cambia la composición química del material principal, que en este caso es el acero, aunque sí se cambian los valores estructurales y de granulometría, los cuales generan un cambio en las propiedades mecánicas. Además, el tratamiento térmico se puede realizar en la totalidad de una pieza o en una sección de un tamaño determinado.
De manera recurrente se utiliza al proceso térmico recocido antes del formado de los productos, debido a que de esta manera se ablanda el metal, lo que lo vuelve más fácil para formarlo y que adquiera las formas o diseños predeterminados que se necesitan.
En otras ocasiones se ocupa este procedimiento para crear un efecto endurecedor por deformación. Aunque posiblemente el uso más común que tiene el tratamiento térmico recocido se da al final de un proceso de fabricación, en donde se aumenta la resistencia y dureza del acero.
Por ello múltiples empresas de construcción solicitan grandes cantidades de esta clase de productos, conociendo de primera mano la capacidad de uso que tienen los materiales menos comunes.
En términos generales, el tratamiento térmico tiene el fin de endurecer un producto, recuperar su estructura o eliminar las tensiones internas que se presentan después del proceso de fundición.
Dicho proceso consta de calentar el metal a cierta temperatura para que este se enfríe lentamente dentro del horno, que tiene que estar apagado. Solo la temperatura del metal en el interior debe permanecer para que su temperatura disminuya gradualmente.
El proceso finaliza cuando el acero alcanza la temperatura del ambiente, y para cuando esto sucede, las tensiones internas del material deben aumentar, así como su ductilidad y la tenacidad del producto. De la misma forma, con este procedimiento se vuelve más fácil el conseguir ciertas formas o especificaciones mecánicas.
Materiales como las vigas de acero, los aceros corrugados como las varillas, o incluso láminas de acero negro, son fabricadas mediante alguno de los tipos de tratamientos térmicos.
La maleabilidad es una característica que los aceros tratados térmicamente con este recocido ganan, al ser ablandados y ganar tenacidad, lo que permite que el material adquiera nuevas formas y conserve su fortaleza.
Esta característica hace que el acero pueda ser utilizado con propósitos de construcción, al ser materiales más fuertes.
Debido a este proceso, el acero adquiere más características debido al enfriamiento, como lo son mayor dureza, fragilidad y resistencia, que hace menos maleable al material. igual que el anterior
Mediante este proceso, el acero es calentado a una temperatura que ronda los 600º y 700º grados celsius.
El enfriamiento del acero a través de esta clase de materiales se da de manera natural, al dejar en la intemperie al producto con el fin de que se temple. Lo cual suele tardar demasiado, tanto por las capacidades térmicas del acero como de las altas temperaturas que se manejan en este procedimiento.
Como todos los procedimientos, el tratamiento térmico recocido es una de las muchas maneras de trabajar con aceros, y cuenta con características que pueden resultar benéficas para el usuario, y con otros detalles que son puntos a mejorar que quizá pueden determinar si cierto material es apto para el trabajo.
El recocido es uno de los procedimientos más utilizados a nivel industrial, al facilitar la capacidad para ejecutar la prueba en cualquier condición y variedad de materiales y con variedad de maquinaría para tal fin.
El recocido permite reparar errores en el material, por lo que se aprovecha el proceso para revertir los detalles necesarios en cuanto a reestructuración atómica se refiere.
Además de esto, el acero tratado de esta manera aumenta su capacidad de vida útil, además de que se disminuye el gasto en reparaciones o en los costos de mantenimiento.
El tratamiento térmico recocido también ofrece una mejora notable en las propiedades mecánicas del material, al incrementar su estructura interna, lo que lleva a desempeñarse mejor ante el esfuerzo mecánico.
Por otro lado, existen desventajas que pueden ser significativas según el tipo de trabajo que se vaya a realizar y el tipo de diseño en la obra en cuestión.
No se puede exceder el tiempo de recocido, debido a que esto puede ocasionar fallas en el producto de acero que se está fabricando.
Además, este procedimiento tiene un costo alto, que puede llegar a ser excesivo si la operación se tiene que repetir.
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