La resistencia de una lámina acanalada yace más en el material que en el diseño del perfil. Las diferentes láminas acanaladas son fabricadas con muchos materiales, pero los principales son el acero y los plásticos.
Las láminas acanaladas de acero cuentan con los acabados Pintro, Galvanizado y Zintro Alum, mientras que en el caso de los materiales plásticos, se trabajan con acrílico, poliéster y policarbonato.
Los beneficios de una lámina acanalada de acero provienen de la resistencia misma del material, que se ve mejorada con la aplicación de recubrimientos en la superficie de la hoja, independientemente del tipo de acanalado que tenga.
En el caso de las láminas acanaladas plásticas o traslúcidas (o lámina acanalada de fibra de vidrio), se tienen diferencias importantes, ya que son hechas de materiales más flexibles pero resistentes, y que tienen una capacidad para dejar pasar la luz natural a través de ellas, por lo que son conocidas como láminas traslúcidas.
El primero de los materiales de esta categoría de láminas corrugadas es el acrílico, el cual tiene capacidad para dejar pasar la luz natural en más de un 90%, logrando crear espacios que pueden prescindir de luces eléctricas durante el día para iluminar, y una capacidad de resistencia alta ante los golpes o impactos.
Por otro lado, el poliéster es un material más sintético, que se utiliza con el mismo fin pero deja pasar menos luz natural, además de que es de un color más claro. Suele trabajar en conjunto con el acrílico para complementarse. Algunas de las láminas acanaladas de poliéster son la lámina Poliacryl y la Polylit.
Mientras que el policarbonato es un tipo de plástico considerado como el más fuerte, gracias a su diseño con canales internos, mismos que le ayudan a la estructura interna de la lámina a soportar impactos mayores. Se estima que el policarbonato es hasta 200 veces más fuerte que el vidrio, y cerca de 60 veces más resistente que el acrílico.
Además de que el policarbonato celular y policarbonato sólido tienen la capacidad de termoformado, es decir, que el plástico es calentado para adquirir una nueva forma, y cuando se templa, no vuelve a su forma original, sino que mantiene el diseño moldeado.